El camino de regreso

 Y en realidad ... siempre sabes cuál es el camino a casa. Por más lejos que te vayas, por más lejos que te sientas, por más perdida que te encuentres: el GPS interno siempre engancha señal. 

pero ... y si te dijera que a veces por más que sepamos el camino de regreso y tengamos la voz interna que nos dice "gire a la derecha y retome el camino que se encuentra a continuación", seguimos con el pie en el acelerador. Y el GPS interno no se da por vencido, vuelve a intentarlo,  nos vuelve a decir "recalculando, recalculando, tome la primera salida y continúe en la dirección contraria". 

Sabes el camino de regreso a casa, el GPS interno lo sabe. Y te perdes, y te alejas, y todo se vuelve frío, las calles peligrosas. ¡Un momento!.. 

Ni siquiera sabes hacia dónde estás yendo. ¡UN MOMENTO! cuanto más te sigas alejando, más caro te saldrá volver. Porque al fin y al cabo, la vida se trata de volver a casa. Así que independientemente de que tomes la decisión de seguir con el pie en el acelerador, si querés estar a salvo, necesitas volver a casa. Y cuando digo CASA: digo a vos. 

A tus valores, a tu energía, a lo que realmente te enciende, a lo que te despierta y te permite vivir tranquila. A ese rinconcito de vos en el que suena tu canción favorita, la de tu pecho. Ese lugar que aunque no sea físico, se siente protector, se siente al resguardo. Y todo está más o menos bien, todo vibra cerquita. Y te abrazas, y abrazas a tu entorno, y bailas, y podés expresar lo que late adentro. Que la vida vale la pena vivirla pero sobre todo vale la alegría, la sorpresa, la intensidad, el compartir, Lo vale, todo lo vale. ¿Por qué para qué estamos si no es para vivir? 

Te estoy escuchando, 
sé muy bien cuál es el camino a casa. 
Te estoy escuchando, 
intento levantar el pie del acelerador. 
Te estoy escuchando, 
¡ya bajé la velocidad! 

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