Ley primera
Frené un segundo a pensar en él, quería homenajear su compañía. Representé su persona en dos manos agarradas. Claro, la de él y la mía. No hay etapa en mí vida que no lo vea de mi mano, no hay caída que no lo vea curándome las heridas con pervinox, un beso en la frente o un abrazo de esos que sólo él sabe darme. No hay etapa en mí vida que no lo vea de mi mano, acompañando mis logros, celebrándolos, dándome un empujoncito para que me anime a más. Frené un segundo a pensar en él, quería homenajear su compañía. Representé su persona en una escena de teatro, a veces él es mí público, otras tantas yo soy el público de él. Y unas cuantas más compartimos escenarios. Escenas dramáticas, cómicas, trágicas, de terror. Miles de obras de teatro compartidas, celebradas, construidas y criticadas. Miles de abrazos que cerraron historias. No hay una sola escena en la que no estemos ahí, juntos. Frené un segundo a pensar en él, mi ...